martes, 23 de marzo de 2010

jueves, 4 de marzo de 2010

Pre jardín: un espacio entre la escuela y la casa


 

Algunos van con pañales, otros llevan en la mochila una muda de ropa, "por cualquier accidente", y otros cargan, - envuelto en una bolsita- el chupete, "por las dudas".
El mundo de los pre jardines y maternales es un espacio muy especial, ubicado entre la escuela y la casa, donde la maestra es un poco docente y otro poco mamá. Durante muchos años, estos jardines maternales se abrían en cualquier local o casa de familia sin ningún control por parte del Estado.

Los maternales ya no son guardachicos
El hecho de que los padres trabajen y no tengan con quién dejar a sus niños pequeños es el primer motivo por el cual se llenan las mal llamadas "guarderías infantiles". Pero en los últimos años ha comenzado a jugar un papel importante el interés de los padres por encontrar un espacio de aprendizaje y enriquecimiento para su hijo. Incluso hay muchos chicos que manifiestan sus ganas de "ir al jardín", como lo hacen sus hermanitos mayores.
"No existe una regla que pueda establecer si es conveniente o no que sean los padres o los niños quienes decidan cuándo comenzar a asistir al jardín maternal. Pero sí hay que tener presente que el asistir al jardín no debe convertirse para los chicos en un momento desagradable; al contrario, deben disfrutarlo y vivirlo como un momento placentero. Así el jardín, a través de una propuesta atractiva, variada e interesante, permitirá al niño construir nuevos vínculos, descubrir el mundo y adquirir las 'herramientas' que le permitan actuar sobre él, a fin de comprenderlo y transformarlo de acuerdo a sus posibilidades", afirma la directora de Educación Inicial, de la Secretaría de Educación, Patricia Tauber.
Hasta hace algunos años, los jardines maternales eran tierra de nadie. Cualquier persona podía abrir un "jardincito" en cualquier barrio, en el patio de su casa. Una simple habilitación municipal lo permitía. Hoy, con la Ley de Educación Nacional, que incluye la educación de un niño a partir de los 45 días de edad, estos jardines maternales también son controlados por el Estado. En Tucumán, se comenzó con un estudio de diagnóstico en el que se contaron 188 jardines y se los inspeccionó para ver si contaban con los requisitos necesarios para su funcionamiento. Muchos fueron intimados a ponerse al día, y otros todavía no fueron empadronados. De allí que es muy importante que los padres sepan que existe el Decreto Nº 255/5 (SE) (que se puede pedir en la Dirección de Educación Inicial) donde están todos los requisitos para el funcionamiento de los jardines (ver nota aparte).
"La institución debe ofrecer a los niños una contención física y afectiva y estar abierta a las familias, para permitir su integración y participación activa", recomienda la profesora Tauber. Ante todo, el jardín debe inspirar confianza, y seguridad de que los chicos van a tener contención y atención.

Lo ideal es que el niño no esté más de tres horas en el jardín de infantes
En los Maternales, la jornada no puede exceder las tres horas, mientras que en el jardín de infantes, puede prolongarse, siempre que la Institución cuente con una propuesta pedagógica rica y variada, recomienda la directora de Educación Inicial, Patricia Tauber.
Pero ocurre que muchas veces el niño no se adapta al jardín y comienza a llorar. "No hay que obligarlo", sugiere Tauber. "Puede ser que tenga dificultades para sobrellevar la separación con su mamá, que no pudo establecerse un vínculo especial con nuevas figuras de apego. Será necesario indagar sobre los posibles motivos que influyeron y generaron esa situación", aconseja.
La psicóloga María Eugenia Rodríguez Rey explica por qué es tan común esta situación: "es natural que el niño pequeño llore porque lo angustia el desprendimiento. Es necesario hacer que la madre lo vaya dejando progresivamente cada vez más tiempo y no abruptamente toda una mañana o una tarde". Además advierte que dejar al niño genera "angustia y culpa" en los padres y ellos "le transmiten esa angustia al hijo". "Hay que ayudar al niño a elaborar este desprendimiento llevándolo y buscándolo puntualmente, por ejemplo, ya que en un niño pequeño, un atraso de 5 minutos puede reactivar fantasías de abandono, tales como 'me dejaron acá' o 'no van a venir a buscarme'", grafica.

Claves para elegir bien
- Toda institución debidamente autorizada por la Secretaría de Educación debe tener un número de registro o de inicio del expediente en la Dirección de Educación Inicial para la habilitación de la institución educativa. Hay que pedir ese número de expediente.

- Los docentes deben ser titulados. Cada padre puede exigir el número de legajo de los docentes para constatar que verdaderamente son educadores egresados en una institución autorizada. Muchas instituciones dicen que tienen docentes en el jardín, pero en realidad, son estudiantes.

- No debe haber muchos niños (más de 25) en una sola salita. En lo posible, los chicos deben estar separados por edades.

- Las instalaciones deben estar en perfecto estado de higiene y ser las adecuadas. Los certificados de desinfecciones deben estar al día, el local tiene que contar con agua fría y caliente y con sanitarios adecuados para niños; estos deben estar bien diferenciados de los sanitarios que usan los adultos.

- Debe haber un docente cada seis bebés de 45 días a seis meses; o uno cada ocho bebés de 6 meses a 12 meses; o un docente cada 13 niños de 1 y 2 años. Puede haber un docente cada 18 niños de 3 años o cada 20 chicos de 4 años. Así reza el decreto 255. El local que se elija debe contar con esas exigencias.

- Todo jardín debe tener como exigencia mínima un patio donde los chicos puedan jugar. Las aulas deben estar suficientemente ventiladas.

- Los chicos deben estar asegurados con póliza estatal o privada y contar con servicio de emergencia médica.

miércoles, 27 de mayo de 2009


Pre jardín: un espacio entre la escuela y la casa
Hoy, la Ley de Educación Nacional incluye la educación del niño desde los 45 días. Los padres pueden exigir un jardín seguro y controlado, de acuerdo a la reglamentación. Debe ser un lugar placentero e inspirar confianza en los padres. Se debe garantizar la contención y la atención.

El ingreso temprano al jardín genera posiciones encontradas El juego es la base para que aprendan muchas cosas
Algunos van con pañales, otros llevan en la mochila una muda de ropa, “por cualquier accidente”, y otros cargan, - envuelto en una bolsita- el chupete, “por las dudas“.El mundo de los pre jardines y maternales es un espacio muy especial, ubicado entre la escuela y la casa, donde la maestra es un poco docente y otro poco mamá. Durante muchos años, estos jardines maternales se abrían en cualquier local o casa de familia sin ningún control por parte del Estado. Hoy, la Ley de Educación Nacional incluye la educación del niño desde los 45 días. Ahora los padres pueden elegir el mejor jardín para sus hijos.
Los maternales ya no son guardachicosEl hecho de que los padres trabajen y no tengan con quién dejar a sus niños pequeños es el primer motivo por el cual se llenan las mal llamadas “guarderías infantiles”. Pero en los últimos años ha comenzado a jugar un papel importante el interés de los padres por encontrar un espacio de aprendizaje y enriquecimiento para su hijo. Incluso hay muchos chicos que manifiestan sus ganas de “ir al jardín”, como lo hacen sus hermanitos mayores.“No existe una regla que pueda establecer si es conveniente o no que sean los padres o los niños quienes decidan cuándo comenzar a asistir al jardín maternal. Pero sí hay que tener presente que el asistir al jardín no debe convertirse para los chicos en un momento desagradable; al contrario, deben disfrutarlo y vivirlo como un momento placentero. Así el jardín, a través de una propuesta atractiva, variada e interesante, permitirá al niño construir nuevos vínculos, descubrir el mundo y adquirir las ‘herramientas’ que le permitan actuar sobre él, a fin de comprenderlo y transformarlo de acuerdo a sus posibilidades”, afirma la directora de Educación Inicial, de la Secretaría de Educación, Patricia Tauber.Hasta hace algunos años, los jardines maternales eran tierra de nadie. Cualquier persona podía abrir un “jardincito” en cualquier barrio, en el patio de su casa. Una simple habilitación municipal lo permitía. Hoy, con la Ley de Educación Nacional, que incluye la educación de un niño a partir de los 45 días de edad, estos jardines maternales también son controlados por el Estado. En Tucumán, se comenzó con un estudio de diagnóstico en el que se contaron 188 jardines y se los inspeccionó para ver si contaban con los requisitos necesarios para su funcionamiento. Muchos fueron intimados a ponerse al día, y otros todavía no fueron empadronados. De allí que es muy importante que los padres sepan que existe el Decreto Nº 255/5 (SE) (que se puede pedir en la Dirección de Educación Inicial) donde están todos los requisitos para el funcionamiento de los jardines (ver nota aparte).“La institución debe ofrecer a los niños una contención física y afectiva y estar abierta a las familias, para permitir su integración y participación activa”, recomienda la profesora Tauber. Ante todo, el jardín debe inspirar confianza, y seguridad de que los chicos van a tener contención y atención.
Lo ideal es que el niño no esté más de tres horas en el jardín de infantesEn los Maternales, la jornada no puede exceder las tres horas, mientras que en el jardín de infantes, puede prolongarse, siempre que la Institución cuente con una propuesta pedagógica rica y variada, recomienda la directora de Educación Inicial, Patricia Tauber.Pero ocurre que muchas veces el niño no se adapta al jardín y comienza a llorar. “No hay que obligarlo”, sugiere Tauber. “Puede ser que tenga dificultades para sobrellevar la separación con su mamá, que no pudo establecerse un vínculo especial con nuevas figuras de apego. Será necesario indagar sobre los posibles motivos que influyeron y generaron esa situación”, aconseja.La psicóloga María Eugenia Rodríguez Rey explica por qué es tan común esta situación: “es natural que el niño pequeño llore porque lo angustia el desprendimiento. Es necesario hacer que la madre lo vaya dejando progresivamente cada vez más tiempo y no abruptamente toda una mañana o una tarde”. Además advierte que dejar al niño genera “angustia y culpa” en los padres y ellos “le transmiten esa angustia al hijo”. “Hay que ayudar al niño a elaborar este desprendimiento llevándolo y buscándolo puntualmente, por ejemplo, ya que en un niño pequeño, un atraso de 5 minutos puede reactivar fantasías de abandono, tales como ‘me dejaron acá’ o ‘no van a venir a buscarme’”, grafica.
Claves para elegir bien- Toda institución debidamente autorizada por la Secretaría de Educación debe tener un número de registro o de inicio del expediente en la Dirección de Educación Inicial para la habilitación de la institución educativa. Hay que pedir ese número de expediente.
- Los docentes deben ser titulados. Cada padre puede exigir el número de legajo de los docentes para constatar que verdaderamente son educadores egresados en una institución autorizada. Muchas instituciones dicen que tienen docentes en el jardín, pero en realidad, son estudiantes.
- No debe haber muchos niños (más de 25) en una sola salita. En lo posible, los chicos deben estar separados por edades.
- Las instalaciones deben estar en perfecto estado de higiene y ser las adecuadas. Los certificados de desinfecciones deben estar al día, el local tiene que contar con agua fría y caliente y con sanitarios adecuados para niños; estos deben estar bien diferenciados de los sanitarios que usan los adultos.
- Debe haber un docente cada seis bebés de 45 días a seis meses; o uno cada ocho bebés de 6 meses a 12 meses; o un docente cada 13 niños de 1 y 2 años. Puede haber un docente cada 18 niños de 3 años o cada 20 chicos de 4 años. Así reza el decreto 255. El local que se elija debe contar con esas exigencias.
- Todo jardín debe tener como exigencia mínima un patio donde los chicos puedan jugar. Las aulas deben estar suficientemente ventiladas.
- Los chicos deben estar asegurados con póliza estatal o privada y contar con servicio de emergencia médica.

jueves, 29 de enero de 2009

EL NIÑO DE PREJARDIN

Desarrollo del niño: de 3 a 4 años
Entramos en la etapa pre-escolar, donde los niños querrán hacerlo todo por sí mismos; están ansiosos por aprender. Son independientes y querrán establecerse separados de sus padres. Surgirán los temores a lugares desconocidos y a experiencias nuevas. Un periodo con numerosos cambios donde os pondrán a prueba una y otra vez.

Desarrollo físico

A los 3 años de edad, ya pueden manejar con cierta soltura un triciclo y pueden atrapar una pelota. Comienzan a pararse de pie, a caminar en puntillas y a construir torres con 6 ó 9 bloques. También descubriréis que pueden pintar y dibujar en forma circular y horizontal. Hasta utilizarán tijeras especiales para niños.
A los 4 años, tienen más control sobre los pequeños músculos. Son muy activos, por lo que se pasarán el día yendo de un lado a otro, sin parar de jugar; sus juegos pueden que se vuelvan un tanto agresivos.
Les divertirá abrir y cerrar cremalleras, por lo que tratarán de vestirse ellos solitos. Les gusta atarse los zapatos. Ya podrán representar símbolos, personas, figuras… realizar diseños y letras básicas.

Desarrollo social y emocional

Sus emociones serán, por lo general, más profundas que en etapas anteriores pero muy cortas. Necesitan que los estimulen para expresar sus sentimientos con palabras; disfrutarán dramatizando con otros niños. Es frecuente que durante estos años, los niños tengan amigos imaginarios, ya que tienen una imaginación muy activa y no saben distinguir entre realidad y fantasía; no tiene porqué preocuparos, al ser tan inquietos necesitan alguien con quien hablar y jugar todo el tiempo, pronto desaparecerá. Además querrán sentirse importantes y queridos, se volverán mandones.
A veces pueden resultar un poco agresivos con otros niños, aún así querrán tener amigos y divertirse con ellos; aunque entre los niños de esta edad prima un poco el egocentrismo. Les encantará fingir que son personas importantes como mamá, papá, policías, bomberos, etc. Recuerda que necesitan sentirse libres e independientes, siempre conociendo donde están los límites y que si rompen las reglas, sepan cuáles son las consecuencias.